En un incidente que ha sacudido las operaciones aéreas de Corea del Sur, un drone de reconocimiento Heron-1 se estrelló contra un helicóptero Surion en la base aérea de Yangju, lo que ha llevado a la suspensión de todos los vuelos de drones por parte del ejército surcoreano. Este accidente no solo pone de relieve la importancia de la seguridad en las operaciones de vehículos aéreos no tripulados (UAV), sino que también tiene implicaciones significativas para el sector aeronáutico global, incluyendo a México.
El 17 de marzo de 2025, un drone Heron-1, operado por el Grupo de Inteligencia Conjunta (JIG) del ejército surcoreano, sufrió un accidente mientras intentaba aterrizar en la base aérea de Yangju, a solo 25 kilómetros de la frontera con Corea del Norte. El incidente resultó en la colisión del drone con un helicóptero Surion estacionado, causando un incendio que destruyó ambos vehículos. Aunque no hubo víctimas, el daño material fue significativo, con un costo estimado de más de 23 billones de wones (aproximadamente $17 millones).
Este incidente es particularmente relevante para el sector aeronáutico mexicano, ya que resalta los riesgos y desafíos asociados con el uso de UAVs en operaciones militares y de vigilancia. La seguridad y la precisión en el manejo de estos vehículos son cruciales, y cualquier fallo puede tener consecuencias devastadoras.
El Heron-1 es un UAV de reconocimiento de larga duración y altitud media, capaz de volar durante más de 24 horas y cubrir una distancia de 250 kilómetros. Fue introducido en 2016 por el ejército surcoreano para realizar vigilancia sobre la zona desmilitarizada y áreas cercanas a la frontera con Corea del Norte.
El accidente ocurrió cuando el drone, al intentar aterrizar, cambió repentinamente de dirección y chocó con el helicóptero Surion, lo que provocó un incendio que fue controlado en aproximadamente 20-30 minutos. El daño incluyó la destrucción total del drone y el helicóptero, así como daños externos a un segundo helicóptero que necesitará reparaciones.
La suspensión de los vuelos de drones es una medida precautoria mientras se investiga el incidente. La investigación abarcará posibles errores operativos, fallos mecánicos y otros factores que podrían haber contribuido al accidente. Es importante destacar que los procedimientos de despegue y aterrizaje del Heron-1 son automatizados, lo que hace aún más intrigante el desvío del drone de su ruta prevista.
Para mitigar las brechas en la vigilancia, el ejército surcoreano ha incrementado el uso de otros activos de vigilancia, incluyendo drones Global Hawk de la Fuerza Aérea de la República de Corea (ROKAF), satélites de reconocimiento y recursos de inteligencia conjunta con los Estados Unidos. Este incidente también sigue a un reciente accidente en el que dos aviones de combate KF-16 de la ROKAF bombardearon accidentalmente una aldea durante un ejercicio de entrenamiento, lo que ha generado preocupación sobre la seguridad y precisión en las operaciones militares.
El accidente del Heron-1 en Corea del Sur sirve como un recordatorio crítico sobre la importancia de mantener altos estándares de seguridad en las operaciones de UAVs. La colaboración internacional y los avances tecnológicos serán claves para prevenir estos incidentes en el futuro. ¿Qué medidas crees que deberían implementarse para mejorar la seguridad en estas operaciones?
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