En un avance significativo en la tecnología militar aérea, Rusia está a punto de desplegar el avanzado avión no tripulado furtivo S-70 Okhotnik-B, diseñado para operar en estrecha coordinación con el caza de quinta generación Su-57. Esta innovadora estrategia de equipo tripulado-no tripulado está redefiniendo la doctrina de guerra aérea rusa y tiene implicaciones profundas para el sector aeronáutico global, incluido México.
Introducción
La integración de drones furtivos en las operaciones militares es un tema de gran relevancia en la actualidad, especialmente en el contexto de la evolución de la guerra aérea. El S-70 Okhotnik-B, desarrollado por Sukhoi en colaboración con la Corporación Aeronáutica Rusa MiG, representa un salto tecnológico crucial en las capacidades aéreas no tripuladas de Rusia. Para los aviadores y entusiastas de la aviación en México, entender este avance es esencial, ya que refleja las tendencias y desafíos que enfrentará la industria aeronáutica en el futuro.
Desarrollo del Tema
El S-70 Okhotnik-B, que se traduce como “Cazador”, es un dron estratégico furtivo de gran tamaño, con un diseño de ala volante similar al del B-2 Spirit estadounidense. Este dron incorpora materiales compuestos avanzados y recubrimientos absorbentes de radar, lo que reduce significativamente su sección transversal y mejora su supervivencia en entornos contestados. Con un peso de aproximadamente 20 toneladas y una envergadura de casi 20 metros, el Okhotnik-B está propulsado por un motor turbofán AL-31F, alcanzando velocidades de crucero subsónicas de hasta 1,000 km/h y un techo operativo de alrededor de 12,000 metros.
Una de las características más destacadas del Okhotnik-B es su capacidad para transportar municiones internamente, lo que le permite mantener su sigilo mientras está armado con una variedad de bombas y misiles guiados de precisión. Su conjunto de sensores incluye sistemas electroópticos avanzados, radar de apertura sintética y capacidades de inteligencia de señales, permitiéndole ejecutar misiones de reconocimiento, guerra electrónica y ataques de precisión.
La interoperabilidad del Okhotnik-B con el Su-57 es un aspecto clave de esta estrategia. El Su-57 puede actuar como un nodo de mando, dirigiendo a los drones para que exploren, realicen interferencias electrónicas o ataquen objetivos en zonas de alta amenaza sin poner en peligro al piloto. Esta combinación permite a las fuerzas rusas proyectar su poder a mayor profundidad en zonas en disputa, reduciendo el riesgo para los recursos tripulados. Se está desarrollando una variante biplaza del Su-57 específicamente para comandar y controlar hasta cuatro drones Okhotnik simultáneamente, lo que permite operaciones altamente coordinadas que incluyen tácticas de enjambre, ataques de saturación y intercambio de inteligencia en tiempo real.
Tengamos en Cuenta (Sección de Análisis y Contexto Adicional)
El despliegue del Okhotnik-B no solo es significativo para Rusia, sino que también refleja una tendencia global hacia la integración de sistemas autónomos en las operaciones militares. Otros países, como los Estados Unidos y China, también están desarrollando conceptos similares de “loyal wingman” para apoyar a sus aviones de combate. Por ejemplo, el Boeing MQ-28 Ghost Bat es un dron diseñado para apoyar a los F-35 y F-22, mientras que China ha presentado su FH-97A en airshows, demostrando su interés en estas capacidades.
El incidente en octubre de 2024, en el que un Su-57 ruso derribó su propio dron Okhotnik sobre Ucrania para evitar que cayera en manos enemigas, subraya los riesgos y desafíos de esta nueva era de guerra aérea.
En conclusión, el avance del Okhotnik-B representa no solo un hito para la aviación militar rusa, sino también una modificación crítica para la dinámica global del poder en el cielo, lo que nos obliga a estar cada vez más atentos a los desarrollos en este sector. ¿Qué opinas sobre estas innovaciones? Déjanos tu comentario.
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