En un movimiento que ha generado significativa controversia en el sector aéreo, Ryanair, la mayor aerolínea de bajo costo de Europa, ha expresado fuertes críticas hacia el plan del gobierno belga de aumentar el impuesto aéreo. Este aumento, que representa un incremento del 150% en el impuesto de salida por pasajero, podría tener repercusiones profundas no solo en la aviación belga, sino también en la conectividad aérea global. A continuación, exploraremos las implicaciones de esta decisión y su relevancia para el sector aeronáutico, especialmente en el contexto mexicano.
El gobierno belga, bajo la administración de De Wever, planea aumentar el impuesto de salida aéreo de €3.58 a €5 por pasajero, un cambio que Ryanair considera devastador para la industria aérea belga.
Este aumento se suma a los ya elevados costos operativos en el Aeropuerto de Bruselas Zaventem, que han aumentado un 20% desde la pandemia de COVID-19. A pesar de que el tráfico de pasajeros ha comenzado a recuperarse, todavía se encuentra en un 87% de los niveles pre-pandémicos, significativamente por debajo de otros hubs europeos.
Ryanair argumenta que este aumento de impuestos no solo hará que los vuelos sean más costosos para los pasajeros, sino que también perjudicará la competitividad de los aeropuertos belgas en comparación con otros en Europa. Países como Suecia, Hungría e Italia han optado por reducir o eliminar estos impuestos para estimular el crecimiento del sector aéreo, mientras que Bélgica parece estar tomando un camino opuesto.
La decisión del gobierno belga no es aislada; forma parte de una tendencia más amplia en la política aérea europea. En el Reino Unido, por ejemplo, Ryanair también ha criticado el aumento del Air Passenger Duty (APD), que se incrementará en £2 por pasajero para vuelos de corto radio a partir de 2026. Este aumento, según Ryanair, afectará negativamente el turismo y la conectividad en el Reino Unido, haciendo que el país sea menos competitivo frente a otros en Europa.
Además, la política de impuestos aéreos a menudo se entrelaza con consideraciones ambientales. Sin embargo, Ryanair cuestiona la hipocresía de estas políticas, señalando que mientras se incrementan los impuestos para los vuelos de pasajeros regulares, los vuelos de jets privados y de conexión reciben tratamientos más favorables. Esto sugiere que, en lugar de abordar genuinamente las preocupaciones ambientales, el objetivo principal podría ser la generación de ingresos.
Conclusión
El plan del gobierno belga de aumentar el impuesto aéreo tiene implicaciones significativas para la aviación global. Para el sector aeronáutico en México, este escenario sirve como un recordatorio de la importancia de las políticas fiscales en la competitividad de los aeropuertos y las aerolíneas.
En un momento en que la industria aérea está trabajando para recuperarse de los impactos de la pandemia, decisiones como la del gobierno belga podrían tener efectos adversos en la conectividad, el empleo y el crecimiento económico. Es crucial que los gobiernos consideren cuidadosamente las implicaciones a largo plazo de sus políticas fiscales y busquen equilibrios que promuevan la sostenibilidad ambiental sin comprometer la competitividad del sector.
En resumen, la crítica de Ryanair al plan del gobierno belga es un llamado a la reflexión sobre cómo las políticas fiscales pueden influir en la salud y el futuro de la aviación. Para los aviadores y entusiastas de la aviación en México, este tema subraya la necesidad de una regulación informada y equilibrada que apoye el crecimiento sostenible de la industria.
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