En la mañana del 12 de febrero de 2025, un incidente aéreo impactante sacudió la bahía de San Diego cuando un avión de guerra electrónico EA-18G Growler de la US Navy se estrelló en el agua mientras intentaba aterrizar. Afortunadamente, ambos pilotos lograron ejectarse a tiempo y fueron rescatados de manera rápida y eficiente. Esta noticia no solo pone de relieve la importancia de la formación y la tecnología en la aviación militar, sino que también genera interrogantes sobre la seguridad y el mantenimiento de estos sofisticados aparatos.
Para el sector aeronáutico en México, este incidente es particularmente relevante, ya que resalta la complejidad y los riesgos asociados con la operación de aviones de alta tecnología. A medida que México continúa desarrollando su propia capacidad aérea, entender las lecciones de incidentes como este puede ser crucial para mejorar la seguridad y la eficiencia de sus operaciones aéreas.
El EA-18G Growler, una variante del F/A-18F Super Hornet especializada en guerra electrónica, es considerado uno de los aviones más sofisticados y confiables en el arsenal de la US Navy. Sin embargo, el 12 de febrero, uno de estos aviones, asignado al Escuadrón de Ataque Electrónico VAQ-135 (también conocido como los “Black Ravens”) con base en la Estación Aérea Naval Whidbey Island en Washington, sufrió un accidente mientras intentaba aterrizar en la bahía de San Diego.
Según informes oficiales, el avión se estrelló en el agua a las 10:15 horas, local time, cerca de la Isla Shelter y la Estación Aérea Naval North Island.
Ambos pilotos, que fueron los únicos ocupantes del avión, lograron ejectarse antes del impacto y fueron rescatados por una lancha de pesca deportiva llamada “Premier” apenas un minuto después de caer al agua. Posteriormente, fueron transferidos a una lancha de la Patrulla Fronteriza y Aduanas de los Estados Unidos y llevados a un hospital local para una evaluación médica. Afortunadamente, ambos pilotos se encuentran en condición estable.
La respuesta al incidente fue rápida y coordinada. La Armada de los Estados Unidos activó un centro de operaciones de emergencia, y equipos de seguridad y medioambientales se desplegaron para contener cualquier derrame de combustible y minimizar el impacto ambiental. La Armada también advirtió al público no tocar ni recoger ningún escombro que pudiera llegar a la orilla, y solicitaron que cualquier hallazgo de escombros se reportara a las autoridades locales o a la Base Naval Coronado.
Este incidente no es el primero de su tipo en un corto período. En octubre de 2024, otro EA-18G Growler se estrelló en las montañas de Washington, resultando en la muerte de los dos pilotos a bordo. Estos incidentes plantean preguntas sobre la fiabilidad y el mantenimiento de estos aviones, a pesar de su reputación por ser altamente confiables.
Un experto en investigación de accidentes aéreos, Rich Martindell, destacó que la ejección exitosa de los pilotos indica que debieron haber detectado un problema antes del crash. Sin embargo, la causa exacta del accidente aún está bajo investigación. Dado que el EA-18G Growler no cuenta con una caja negra, los investigadores tendrán que recopilar registros de mantenimiento del avión, registros de entrenamiento de los pilotos y revisar las condiciones de los tres días previos al accidente para determinar lo que salió mal.
El accidente del EA-18G Growler en la bahía de San Diego es un recordatorio de los riesgos y desafíos inherentes a la operación de aviones militares avanzados. Aunque la rápida y efectiva respuesta de las autoridades logró mitigar las consecuencias, es fundamental que se investigue a fondo para mejorar la seguridad en el futuro.
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